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Iglesia en Vivo - Medellín

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El decimoséptimo domingo después de pentecostés

(Verde)

 

Tema del día: La gracia de Dios, su amor inmerecido por nosotros viles pecadores, nos motiva y nos da la fuerza para poder perdonar a los que pecan contra nosotros.

 

La Colecta: Oh Dios, ya que sin tu ayuda no podemos agradarte: Concede misericordiosamente que tu Espíritu Santo ilumine y dirija nuestros corazones en todo; por Jesucristo, tu Hijo, nuestro Señor, que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo, siempre un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

 

La Primera Lectura: Génesis 50:15-21 Aunque los hermanos de José pecaron contra él al venderlo en esclavitud, José no respondió con venganza ya que se dio cuenta que Dios había obrado por medio del pecado de ellos para salvar a mucha gente.

 

15Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrecerá José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. 16Y enviaron a decir a José: Tu padre mandó antes de su muerte, diciendo: 17Así diréis a José: Te ruego que perdones ahora la maldad de tus hermanos y su pecado, porque mal te trataron; por tanto, ahora te rogamos que perdones la maldad de los siervos del Dios de tu padre. Y José lloró mientras hablaban. 18Vinieron también sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: Henos aquí por siervos tuyos. 19Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? 20Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo. 21Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.

 

El Salmo del Día: Salmo 103

 

Salmo de David.

1 Bendice, alma mía, a Jehová,

Y bendiga todo mi ser su santo nombre.

2 Bendice, alma mía, a Jehová,

Y no olvides ninguno de sus beneficios.

3 El es quien perdona todas tus iniquidades,

El que sana todas tus dolencias;

4 El que rescata del hoyo tu vida,

El que te corona de favores y misericordias;

5 El que sacia de bien tu boca

De modo que te rejuvenezcas como el águila.

6 Jehová es el que hace justicia

Y derecho a todos los que padecen violencia.

7 Sus caminos notificó a Moisés,

Y a los hijos de Israel sus obras.

8 Misericordioso y clemente es Jehová;

Lento para la ira, y grande en misericordia.

9 No contenderá para siempre,

Ni para siempre guardará el enojo.

10 No ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades,

Ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados.

11 Porque como la altura de los cielos sobre la tierra,

Engrandeció su misericordia sobre los que le temen.

12 Cuanto está lejos el oriente del occidente,

Hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.

13 Como el padre se compadece de los hijos,

Se compadece Jehová de los que le temen.

14 Porque él conoce nuestra condición;

Se acuerda de que somos polvo.

15 El hombre, como la hierba son sus días;

Florece como la flor del campo,

16 Que pasó el viento por ella, y pereció,

Y su lugar no la conocerá más.

17 Mas la misericordia de Jehová es desde la eternidad y hasta la eternidad sobre los que le temen,

Y su justicia sobre los hijos de los hijos;

18 Sobre los que guardan su pacto,

Y los que se acuerdan de sus mandamientos para ponerlos por obra.

19 Jehová estableció en los cielos su trono,

Y su reino domina sobre todos.

20 Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,

Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra,

Obedeciendo a la voz de su precepto.

21 Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,

Ministros suyos, que hacéis su voluntad.

22 Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras,

En todos los lugares de su señorío.

Bendice, alma mía, a Jehová.

 

 

La Segunda Lectura: Romanos 14:5-9 Al llevar una vida perfecta y morir en la cruz por nosotros, Cristo cumplió con toda la ley del Antiguo Testamento.  Nosotros ahora tenemos libertad en cuanto a lo que comemos y los días santos.  No obstante, hay unos que son obligados por su consciencia sensible.  Por tanto, en vez de juzgar a nuestros hermanos en cuanto a asuntos de adiáfora, debemos reconocer que servimos los dos al mismo Señor, tanto en este mundo como en el venidero.

 

5Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. 6El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios. 7Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí. 8Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos. 9Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven. 

 

El Versículo: ¡Aleluya! ¡Aleluya! Todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que, alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza. ¡Aleluya!

 

El Evangelio: Mateo 18:21-35 ¿Cómo puede una persona que rehúse perdonar vivir en compañerismo con el Dios que le ha perdonado incondicionalmente?  El que se goza en la gracia de Dios va a perdonar de buena voluntad no solamente siete veces, ni setenta veces siete, sino cada vez que alguien peque contra él.

 

21Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. 

23Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. 26Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 28Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. 29Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. 32Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 33¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

 

AMADOS DE DIOS VIVIMOS EN LA DICHA DEL PERDÓN

 

Si fueramos hacer una encuesta en las calles y preguntamos porque el mundo esta como lo vemos en estos tiempos la mayoria de las personas dirían que es por la falta de perdón, pero en realidad es una parte de la respuesta a esta situación que vivimos actualmente, pero yo quiero que veamos otros dos motivos que podemos ver con la biblia abierta. Uno de estos es el que todos conocemos que es la raíz de todos los males, el pecado, muchos de nosotros olvidamos fácilmente lo que el pecado hace en nosotros y en el mundo entero, por esto tenemos la biblia que nos enseña como el pueblo de Dios, como la iglesia de Dios olvida que es el pecado y su consecuencia y, por lo tanto, nos perdemos en la oscuridad del pecado. El libro de génesis capítulo 34 nos trae la historia fuerte de una mujer que fue violada, hija de Jacob, Dina hija de Lea al salir con unas amigas fue violada por Siquem hijo de Amón. Una violación sexual sabemos que es una escena muy fuerte y deshonrosa que hace mucho daño no solo a la víctima sino también a su familia, pero encontramos en esta historia como Siquem se enamoró de ella y quiso que su padre hablara con Jacob para que pudiera ser su esposa. La familia de Jacob no tomó bien todo lo que estaba sucediendo y esto con mucha razón, por el mal que Siquem había hecho a su hermana, pero lo que quiero que veamos en esta historia como los Israelitas usaron la diplomacia engañosa y el regalo como la circuncisión para vengarse, Simeón y Levi hermanos de Dina cuando estaban los de Siquem circuncidados con el dolor del tercer día fueron y asesinaron a todos estos hombres, ¿Qué aprendemos con esta historia? Como el pueblo de Dios, la iglesia de Dios no es un buen ejemplo para perdonar, la venganza y el odio hace parte de nosotros y pensemos en los momentos que no hemos querido perdonar a alguien por una ofensa que nos ha hecho o cuando hemos ofendido a alguien porque no hemos pedido perdón. Cada uno de nosotros no podemos ocultar nuestra exclusividad al perdonar, porque hemos hecho del perdón un galardón que solo lo merecen los que nos han hecho el bien o nos simpatizan, pero aquellos que no tenemos simpatía o no nos entendemos nos volvemos totalmente toscos para perdonar y fuertes olvidando que somos igual de pecadores y así pecamos en contra del tercer mandamiento, la Palabra de Dios y este pecado ocurre porque hemos hecho del orgullo nuestro dios.

 

Este problema también lo tenía Pedro, él creyó que el perdón es un tema de exclusividad y por esto le pregunto a Jesús: ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?  En nuestra mente los límites y los impedimentos para perdonar hace parte de nuestra retorica orgullosa, poder perdonar hasta siete veces, y nosotros ¿cuántas veces queremos que nos perdonen? ¿A caso nuestra vida es como un juego de PlayStation donde tenemos que ganar vidas para seguir concursando y cuando las perdemos quedamos eliminados? No es así en la mente de nuestro Dios, por esto estamos aquí y solo pensemos las miles de veces que hemos pecado cada uno de nosotros y las miles de veces que el evangelio nos dice: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. ¡Así es hermanos! Esta parábola que escuchamos en este día nos enseña claramente que no podemos pensar en no perdonar porque nuestro Dios en su eterna y poderosa misericordia nos ha perdonado cada uno de nuestros pecados. La prueba de este perdón lo vemos en Jesús, porque cada uno de nosotros que estamos aquí confesamos y creemos que Jesús vino a este mundo para rescatarnos con su vida perfecta. El rey de esta parábola representa muy bien la justicia y el amor de Dios, en su justicia llamó al siervo que tenía esta gran deuda con él, como no podía pagar estos diez mil talentos en la justicia de este rey tenía que vender a su esposa e hijos para pagar la deuda, pero vemos la insistencia de este hombre para ser perdonado y por esto Jesús nos dice: 26Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo.  Pero este rey se llenó de misericordia y le perdonó la deuda. Esta historia es muy conocida por cada uno de nosotros porque somos deudores de Dios a causa de nuestra desobediencia y pecado, merecemos ser destruidos eternamente por no cumplir la voluntad del Padre con los diez mandamientos perfectamente y como Dios de Justica es justa nuestra condenación, pero en su amor envió a Jesús con un doble propósito, el de sustituirnos al vivir perfectamente, Jesús vino hacer diferencia con el perdón porque vino a buscar a los que estaban perdidos, no importando si eran Israelitas o gentiles, busco y perdonó a la mujer samaritana que leemos en Juan 4 como lo hizo con el centurión que le crucifico y Marcos 15:39 dice: Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo: Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios. El Espíritu Santo nos hace entender el perdón de Dios, nos hace vivir en el perdón de Dios porque es por esto que Jesús fue a la cruz, para recibir el castigo que nosotros merecemos por nuestro pecado y así ser llamados hijos del Padre perdonador, este centurión que nos menciona Marcos vio que Jesús expiró y él fue testigo de todas las heridas que recibió y los clavos en sus manos y pies al ser crucificado y así morir para darnos a nosotros vida, la misericordia del Padre la vemos en la doble sustitución de Jesús y esta misericordia el Padre quiere que la vivamos en este mundo y no seamos exclusivos con el perdón así como lo hizo el mayordomo de esta parábola porque este Dios de justicia nos dice y recuerda: 34Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas. El llamado de este pasaje en este domingo es que perdonemos de corazón, no con exclusividad o con arrogancia, perdonemos, así como hemos sido perdonados por el corazón amoroso de Dios. 

 

No hemos hablado del otro motivo por el cual el mundo está de esta manera, hablamos del pecado y el perdón. Este otro motivo son las señales antes del fin, San Pablo escribio a Timoteo le dijo: 1También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos. 2Porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres, ingratos, impíos, 3sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno, 4traidores, impetuosos, infatuados, amadores de los deleites más que de Dios, 5que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a éstos evita.  2 Timoteo 3:1-5. Este listado de actitudes pecaminosas las vemos cada día en  nuestro alrededor pero no las podemos vivir en nuestro ser y en nuestras familias cristianas, por esto Pablo dice que necesitamos evitar a estos, pero también Jesús nos manda a evangelizar a estos, enseñarles del perdón que el Padre nos ha dado, es el momento que nosotros salgamos de nuestra bola de cristal y vivamos el evangelio con las personas que lo necesitan en este momento y que por incredulidad no viven en el perdón sino en el pecado, esta parábola de hoy nos anima a enseñar a los esposos que no solo cuiden su matrimonio con el respeto mutuo sino que vivan en el perdón para que cumplan la promesa de estar juntos hasta que la muerte les separe, esta parábola nos enseña no solo a corregir a nuestros hijos sino en decirles cómo se vive en la dicha del perdón, para nuestro vecino o compañero de trabajo que es amargado y conflictivo nosotros por esta dicha del perdón podemos tener una actitud apacible hacia ellos y buscar la oportunidad de hablar de la fuente de perdón que es Jesús y aquí en la congregación es donde necesitamos hacer sobresalir este perdón entre nosotros, perdonemos y pidamos perdón a aquellos que hemos abusado de su confianza y no le hemos pagado lo que nos prestó, aquellos que han recibido de parte nuestra palabras de ofensa y de exclusión, aquellos que viven en la depresión necesitamos acercarnos y orar con y por ellos y aquellos hermanos que aún no han entendido la salvación por Gracia por amor y paciencia enseñemos esta verdad que nos lleva al cielo y por esto hermanos hoy terminamos nuestro sermón con este himno que viene desde lo más profundo de Dios:          1Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.             2Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. Salmo 32:1-2 Amén

 

 

Los Himnos:

 

Algunos himnos sugeridos:

Cantad al Señor:

17        De tal manera Dios amó

88        Sublime Gracia

90        ¡Oh Cristo de infinito amor!

109      Padre nuestro

 

Culto Cristiano:

133      Amémonos hermanos

202      Oí la voz del Salvador

205      Venid pecadores

210      Santo Dios, ¡oh Dios de amor!

217      ¡Oh gran Dios!

255      Qué mi vida entera esté

257      Mirad y ved

260      Un raudal de bendiciones